Aragón, en Estado de Alarma y nivel de alerta 3 por coronavirus
Teniendo en cuenta la evolución de los datos en Aragón, la DGA decidió el pasado 21 de octubre, en un Consejo de Gobierno extraordinario, confinar perimetralmente las ciudades de Zaragoza, Huesca y Teruel a partir de esa misma noche. Este confinamiento, que sigue vigente a día de hoy, restringe la libre entrada y salida de personas a las tres capitales de provincia, con la excepción de la asistencia sanitaria, el cumplimiento de obligaciones laborales, el cuidado a mayores, menores o dependientes, la asistencia a centros educativos o situaciones de fuerza mayor.
La segunda medida tomada ese mismo día para frenar el avance de la epidemia fue que Aragón entrara en nivel 3 de alerta desde este lunes, 26 de octubre.
Estas decisiones se tomaron teniendo en cuenta los parámetros de ocupación de las unidades de cuidados intensivos y la tasa de positividad en la comunidad autónoma. Así lo detallaron el presidente de Aragón, Javier Lambán, y la consejera de Sanidad, Sira Repollés, en una rueda de prensa tras un Consejo de Gobierno extraordinario celebrado en un día en el que la comunidad batió el récord con 900 casos positivos en 24 horas (aunque en los días siguientes los casos han continuado ascendiendo hasta superar los más de 1300 en 24 horas).
La Fase 3 de alerta es la más restrictiva: los aforos quedan reducidos al 25% - excepto en comercios de alimentación que son del 50% - y la hostelería debe cerrar a las 22 horas. No se permite el consumo en el interior de los locales, solo en terrazas con aforo al 50%, y quedan suspendidos los eventos deportivos no profesionales. No se permiten reuniones de más de 6 personas.
Además, estas medidas tomadas por el ejecutivo autonómico para intentar frenar los contagios se solaparon con la actuación del Gobierno central, que ayer domingo, 25 de octubre, declaró de nuevo el Estado de Alarma en toda España e implantó el toque de queda, que prohíbe la libre circulación de movimiento entre las 23:00 y las 6:00 horas, salvo para actividades de extrema necesidad como adquisición de medicamentos, asistencia a centros sanitarios o veterinarios por motivos de urgencia, cumplimiento de obligaciones laborales, asistencia y cuidado de mayores, menores o dependientes y otro tipo de causas de fuerza mayor. Esta restricción a la movilidad nocturna se prolongará los próximos 15 días, hasta el 9 de noviembre. Será entonces cuando los presidentes autonómicos decidan si mantienen esta medida o no, según la situación de la pandemia en su territorio.
Y es que los presidentes autonómicos serán las autoridades competentes mientras dure el Estado de Alarma, que podría alargarse hasta el 9 de mayo, y se encargarán de ir modulando las medidas según la evolución de la pandemia. Este Estado de Alarma será diferente al de la pasada primavera porque (pasados los primeros 15 días) solo se prevé una única votación para una prórroga de seis meses y, por tanto, los grupos no tendrán que ir negociando su duración cada semana. En cualquier caso, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dejó claro que si la evolución de la pandemia es favorable el Estado de Alarma decaerá de forma inmediata.
Este nuevo Estado de Alarma recoge una serie de medidas menos duras que las del primer confinamiento domiciliario estricto -de hecho el objetivo es intentar evitar un cierre como el de marzo- y da la competencia a los presidentes de las comunidades autónomas para que sean ellos los que apliquen las medidas concretas en sus territorios bajo el amparo legal del Estado Alarma, que permitirá dar cobertura jurídica a las medidas e impedirá que los tribunales puedan echar atrás la aplicación de algunas de ellas, como ha sucedido en varias ocasiones en los últimos meses.
Cada comunidad autónoma tendrá también la potestad de definir, si así lo estima oportuno, las áreas a confinar (barrios, ciudades, zonas básicas de salud o el territorio de la comunidad entero). Aunque si una región decidiese su confinamiento total no se impediría que alguien de otra comunidad no afectada pudiera atravesar la comunidad confinada para dirigirse a otro destino.