100 números de historias auténticas

Ochos años y algunos meses después de aquel febrero de 2012 en el que publicamos nuestro primer Zafarache impreso, hemos llegado al número 100. Cien números en los que os hemos intentado acercar las cosas que pasan en vuestros pueblos, que, no por pequeños, son menos importantes. O, al menos, no para nosotros.
Porque las historias que contamos número tras número pueden ser historias pequeñitas, de andar por casa, alejadas de los grandes escándalos, las broncas y desidias políticas y los titulares a cinco columnas que luego se viralizan en redes sociales. Pero son historias reales, que le toman el pulso a la vida de la calle, a la de una pequeña comarca que tiene en su gente su mayor valor.
Soy incapaz de explicaros con objetividad y rigor lo que es para mí Zafarache. Porque no es solo un trabajo, aunque lo sea. Porque no es solo un medio hiperlocal, aunque lo sea. Porque no es solo el periódico de mi comarca, aunque lo sea. Porque cuando algo ha na-cido de ti y ha evolucionado contigo es muy difícil no sentirlo como propio, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva.
Pero vosotros, que estáis al otro lado, conocéis Zafarache casi tanto como yo. Sabéis que es un periódico alejado de la bronca, que busca puntos de encuentro y no de confronta-ción. La explicación para eso es sencilla: somos pocos, y ahondar en lo que nos divide solo nos haría más débiles. Como comarca y como sociedad. Y no. No se trata de escribir solo noticias buenas. No es eso. Se trata de escribirlas desde el cariño y la empatía que te da mirar a los ojos o escuchar la voz de quien te cuenta su historia por teléfono como si fuera la más importante del mundo. Se trata de sentir como propia la ilusión con la que te cuentan las cosas. Se trata de escribir historias, no de fabricar noticias como quien hace churros. Y eso solo se puede hacer sintiendo como propio el territorio. Esa es mi gran suerte. La de pertenecer a un territorio lleno de gente tan excepcional, tan real, tan de verdad.
Gracias por regalarme 100 números de historias auténticas. Os espero en los otros 100.
Esther Aniento, coordinadora de Zafarache