Alimentación infantil ¿En qué estamos fallando?
Este mes traigo algo diferente a las colaboraciones anteriores, se trata de una de mis reflexiones, todo un clásico en mi blog. Quería comenzar esta temática en Zafarache con una reflexión sobre el panorama actual de la alimentación infantil. La idea surgió tras leer una noticia cuyo titular era "obesidad infantil en España, aún sin explicar. "¿En qué estamos fallando?".
Aunque no conocemos las causas de la obesidad infantil con la máxima certeza, si nos paramos a analizar la alimentación de los niños, podremos comprender algunas de las medidas que se deberían tomar a todos los niveles (gubernamental, industrial o doméstico).
En primer lugar, el ambiente obesogénico que se crea alrededor de los más pequeños ya desde el momento del nacimiento. A nadie le resultará extraña la obsesión que existe por cebar al bebé hasta que parece un luchador de sumo. Aunque quizás el momento crítico es el comienzo de la alimentación complementaria.
Es en este momento cuando más nos preocupa que se acaben la comida del plato, nos planteamos si estarán comiendo suficiente y surge la denominación de los niños "malos comedores".
Además aparecen en escena algunos alimentos clave que afectan a las estrategias de algunos padres para conseguir que sus hijos coman lo que ellos creen que deben comer. Es el caso de alimentos ricos en azucares tales como galletas, chucherías, yogures azucarados, helados, etc...
De hecho resulta bastante eficaz en algunas ocasiones si queremos que se acaben el plato de verdura y/o pescado, ofrecer este tipo de alimentos como premio. Sin olvidar que la industria se ha encargado de inculcar que un buen desayuno infantil debe incluir este grupo de alimentos, y claro, a los niños les encantan.
En segundo lugar, la pérdida de consciencia en el momento de la comida o, como se llama ahora, mindfullness eating. Este hecho es debido a dos causas fundamentales: el uso masivo de pantallas durante el momento de la comida y la pérdida de la sensación de hambre y saciedad adquirida de manera innata. Esto último no se produce de manera inmediata, pero si es progresivo por el hecho de obligar al niño a comer todo lo que se le pone en el plato.
En tercer lugar, la falta de dietistas o dietistas-nutricionistas en atención primaria a quienes recurrir en los momentos clave y ante cualquier duda/ problema. Desgraciadamente, los médicos de atención primaria no están especializados y en la mayoría de los casos no existe una actualización en lo que se refiere a alimentación infantil. De hecho, se siguen dando las mismas pautas de introducción de alimentos que hace dos décadas o incluso más.
En cuarto lugar y último lugar, la vulnerabilidad de los más pequeños con respecto a la publicidad de los productos alimenticios dirigidos a ellos. En muchas ocasiones se utilizan prácticas poco éticas para llamar la atención de este público tan vulnerable, como el uso de dibujos, canciones, regalos, etc... También la manera de llamar la atención de los padres mediante el uso de alegaciones nutricionales engañosas y el amparo de algunas entidades.
En definitiva, no existe una fórmula mágica para que los más pequeños se alimenten de una manera saludable, pero existen algunas estrategias que debemos tener en cuenta. Sin duda, lo más importante es centrarnos en fomentar unos hábitos de vida saludables y dar la importancia justa a la hora de la comida. Por ello, algunos de mis consejos para conseguirlo son: dar ejemplo comiendo saludable, no prohibir pero tampoco ofrecer este tipo de productos como galletas, chucherías, etc.... e involucrar a los más pequeños en su alimentación.
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