Ion Romero y Elena Catalán, un proyecto de vida en Alborge

Elena Catalán y Ion Romero llevan cinco años viviendo en la Ribera Baja, primero en Sástago y, desde hace unos meses, en Alborge, localidad de la que es natural Elena y en la que han construido su casa. Ella arrastró a Ion, su novio, originario del País Vasco, hasta la comarca. "Si hace cinco años me hubieran dicho que mi vida iba a estar en un pueblo no me lo hubiera creído”, confiesa él .
-Una veterinaria y un ingeniero industrial de San Sebastián viviendo y desarrollando su actividad profesional desde Alborge.
Elena, apenas dos años después de finalizar la carrera en Zaragoza, decidió regresar al pueblo. Estaba claro que tenía que crearse su propio puesto de trabajo y aprovechó un vacío en la legislación de animales de compañía para dar el servicio de veterinario a domicilio. Adquirió un vehículo y lo acondicionó para poder realizar en él intervenciones quirúrgicas. Así ha estado cinco años. Ahora, gracias a una ayuda del LEADER, gestionado por Cedemar, también abrirá una clínica en los bajos de nuestra casa.
-Pero tú, Ion, seguías en Zaragoza, de alquiler.
Creía que el pueblo supondría algún tipo de involución ¡Nada más equivocado! En una ciudad hay más gente, pero estás más solo; aquí, menos habitantes, pero te encuentras más acompañado. En un pueblo se pierde algo de intimidad, pero compensa. Además, los impuestos, la vivienda… resultan más baratos. En la Ribera Baja, disponemos de servicios, hay trabajo y si quiero ir a Zaragoza me cuesta 45 minutos.
-Y entonces, ¿por qué se abandonan los pueblos?
El factor trabajo resulta crucial, pero en esta comarca observo que si uno quiere trabajar, trabaja, y en estos momentos la situación que se ha creado con el COVID corre a favor del mundo rural en muchas cosas. Aunque, en verdad, no sé los motivos de la despoblación; en el fondo deduzco que quien no vive en un pueblo es porque no quiere. También reconozco que este cambio, de la ciudad al pueblo, obedece a una etapa de consolidación de tu vida, a un cambio donde prima formar una familia y, para esto, ¡mejor en un pueblo! Y mejor en uno con el que exista algún nexo de unión.
-Vosotros no habéis renunciado a vuestra formación universitaria.
Nos consideramos afortunados. Cuando yo vivía en Zaragoza mis proyectos laborales se situaban en el Bajo Aragón, por tanto, mudarme a Alborge implicaba acortar distancias. Yo sigo trabajando como autónomo y ahora me encuentro en trámites para recibir una ayuda LEADER con la que poder adquirir material para mi trabajo.
#Aragondesarrollorural