La gran tecnología debería mejorar la vida, no distraernos de ella

No es ninguna novedad que las redes sociales forman parte de la vida de prácticamente todo el mundo. En distintas plataformas, como Instagram, Facebook, Twitter, entre otras, son cada vez más los que ven a través de una pantalla lo que hace el otro, pero, sobre todo, se cuestionan su propia vida tras encontrarse al otro lado de la pantalla con aquello que desean y, por otro lado, con lo que no están haciendo ellos mismos.
Y es que con la llegada de las redes sociales se vio modificada la realidad para hacerla más atractiva e inalcanzable. Esto tiene como consecuencia que al fin del día las personas no se conforman con su vida cotidiana, sino que quieren crear una realidad alternativa que distorsiona lo que realmente sucede.
En estos últimos años, nos encontramos con un fenómeno llamado FOMO o el miedo a perderse las cosas. Se refiere a la necesidad de mostrar una y otra vez en las redes sociales algo que se considera interesante: Viajes, comidas, lugares que están de moda, fiestas, triunfos, un amor perfecto… generando una especie de “mundo perfecto” en el que nadie se quiere quedar afuera.
Ejercemos el poder de un 'me gusta', que estimula la descarga de dopamina en nuestros cerebros, y pronto nos volvemos adictos al conocimiento y a la sobreinformación, a los gustos de los demás, a la gratificación instantánea, a la conexión permanente y al ajetreo, por lo que seguimos regresando a las redes sociales, a por más.
En otros términos, las redes sociales parecen ser la manera de pertenecer al mundo, hoy, pero es importante que, al querer formar parte, uno no se olvide de lo que le hace sentirse bien de verdad.
Frente al síndrome de FOMO, nos encontramos con la alternativa de JOMO o lo que es lo mismo, disfrutar de lo que haces en cada momento sin estar pendiente de lo que hacen los demás, enfocándote únicamente en el momento actual y en lo que verdaderamente importa, el placer de perderse las cosas, que invita a vivir distintas experiencias sin pensar en la cantidad de ‘me gusta’.
Esta alternativa al uso de las redes sociales, plantea que estar siempre conectado puede traer efectos negativos y que, en cambio, vivir con opciones alternativas puede conllevar recompensas y actitudes positivas en nuestro día a día.
Reducir la dependencia de la tecnología contribuye a disminuir la ansiedad y el stress y, así, incrementar el bienestar emocional y físico. Para lograrlo, el primer paso es tomar conciencia y admitir que podríamos tener un problema.
Algunas de las prácticas beneficiosas que plantea JOMO, nos invitan a:
• Desconectarse ocasionalmente y poner límites y/o hacer un uso consciente de las redes sociales.
• Desactivar notificaciones en nuestros dispositivos móviles.
• Vivir en el momento presente.
• Aprovechar momentos de inactividad como terapia creativa: escribir, leer, dibujar, pintar, bailar, cantar, etc.
• Buscar el espacio y el momento y crear un ritual que permita recuperar tiempo para uno/a mismo/a.
• Buscar el relax y realizar descansos periódicos.
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