Un bar con vocación de servicio público

A principios del pasado mes de octubre, Isabel pasó a hacerse cargo de la gestión del bar de Cinco Olivas, un establecimiento cuya gestión está asociada al mantenimiento y al bar de las piscinas municipales durante el verano y que, por tanto, constituye el principal punto de encuentro y de vida social de la localidad a lo largo de todo el año.
“Me he dedicado siempre a la hostelería y llevo varios años viviendo en Cinco Olivas. La verdad es que la gente del pueblo me animó mucho para que me hiciera cargo del bar, algo que, en principio, no entraba en mis planes”, explica Isabel, que es consciente de que negocios como el suyo cumplen un papel de dinamización social importante. “Evidentemente, un negocio de estas características no hace rico a nadie, pero me parece que locales así cumplen un papel de servicio público y social para el pueblo que es mucho más importante”, añade.
Por esta razón, Isabel se esfuerza en hacer pequeños eventos y fiestas que sigan para atraer a los vecinos de Cinco Olivas y de otras localidades cercanas. “Tenemos precios bajos y muy competitivos, y los fines de semana nos esforzamos al máximo para ofrecer un amplio surtido de tapas y raciones que animen a la gente de dentro y fuera del pueblo a venir a tomar vermú”, explica Isabel, que cuenta con una persona contratada que la ayuda durante el fin de semana en jornadas que pueden alargarse hasta las 11, las 12 de la noche, o incluso más con el buen tiempo. “En Nochevieja hicimos una fiesta muy divertida, en la que hubo muy buen ambiente y la gente aguantó hasta las 5 de la mañana”, comenta Isabel, cuya idea es seguir organizando eventos regularmente.
Además de ser un punto de reunión que abre todos los días de la semana, el bar de Cinco Olivas ofrece un agradable calor de chimenea de pellet en invierno, unas vistas espectaculares, bocadillos, raciones, tapas y platos combinados a precios económicos. “Entre semana es duro, pero en general estoy contenta de cómo han ido estos primeros seis meses”, comenta Isabel, que ya ha pensado celebrar una gran fiesta hawaiana coincidiendo con la inauguración de la temporada de piscinas.
Entre las especialidades del local podemos encontrar varias tapas, como la cama de calabacín y berenjena rellena de champiñón, ajos tiernos y huevo, el jamón serrano en base de pan con bacon, huevo de codorniz y ajos tiernos, los huevos con chorreras, el bacalao o las papas caseras. “Hay que intentar por todos los medios que la gente se vaya contenta, y si no tienes, o no puedes preparar de una cosa concreta, tienes que saber ofrecer una alternativa”, dice Isabel, que cree que el carácter para estar detrás de una barra tiene que ser especial. “En los pueblos pequeños la interacción y la cercanía que se tiene con los clientes es muy importante. Te conoces mucho más que en un bar de ciudad. Y eso es bueno, aunque, como todo, puede tener su parte mala si no se sabe llevar bien”, añade Isabel, que, desde hace unas semanas, y debido a la crisis sanitaria del coronavirus, se encuentra a la espera de poder volver a abrir al público.
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