La DGA declara Bien de Interés Cultural a la ‘nevera’ de Alborge
El pasado 13 de abril, la DGA publicó la resolución por la que se reconocía a la "Nevera" de Alborge como Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento.
“Es una gran noticia para la población y nos compromete más todavía a conservarla, cuidar su entorno y divulgar el valor que estás construcciones tuvieron en el pasado para la vida y la economía de los moradores de Alborge”, explica la alcaldesa de la localidad, Lucía Insa.
El pasado verano, el Gobierno de Aragón inició el proceso para declarar como Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Monumento, los neveros y pozos de hielo de la Comunidad Autónoma. A partir de la publicación del inicio de este proceso en el Boletín Oficial de Aragón, se abrió un periodo de exposición pública con el objeto de incorporar elementos que pudieran haber quedado fuera de la lista inicial y que cumplían los requisitos necesarios para formar parte del conjunto declarado BIC. Ese fue el caso de la ‘nevera’ de Alborge, que no fue incluida en un primer momento pero sí que lo ha sido tras el recurso realizado por el Ayuntamiento.
Desde el Gobierno de Aragón explican que la comunidad autónoma cuenta con alrededor de 300 elementos de este tipo distribuidos por toda su geografía. En la mayoría de los casos su origen se remonta al periodo comprendido entre los siglos XVI y XVIII, excepcionalmente en el siglo XIX, para iniciar su abandono a finales del siglo XIX, con la producción de hielo industrial. Durante el siglo XX comenzaron a restaurarse algunas de ellas y mostrarlas al público, de manera que actualmente muestran muy diferente estado de conservación.
Esta arquitectura popular forma parte de un comercio y red de abastecimiento siguiendo una misma funcionalidad y tipología. Se considera que tienen soluciones constructivas de calidad, originales y artísticas, a la vez que reflejan un modo de vida en el que el hielo era muy necesario.
Las neveras están profundamente arraigadas en el paisaje que las generó, aprovechan los materiales existentes en su medio y se adaptan a las condiciones bioclimáticas en que se ubican. Los artífices de estas construcciones son la propia comunidad vecinal que las construyó y que las utilizó.
La conservación de la nieve fue una actividad practicada desde la antigüedad, pero fue en el Renacimiento y Edad Moderna cuando la obtención del hielo con diferentes finalidades se convirtió en un recurso y también en una moda generalizada, a lo que contribuyeron varios factores responsables de que el consumo de hielo creciera:
- Los avances médicos (el hielo era absolutamente necesario en los hospitales como remedio terapéutico).
- La invención de la imprenta, que facilitó en gran medida la publicación de ensayos médicos sobre los beneficios del hielo en la salud humana.
- El incremento de la población y la necesidad de conservar los alimentos más tiempo y en buen estado.
- La diversificación del gusto culinario, principalmente entre las clases acomodadas y aristocráticas”.