“No nos interesan los alumnos empollones, sino los que asimilen conocimientos y sean capaces de transformarlos en hechos”
El colegio Santa María de la Esperanza, situado en Pina de Ebro, pretende afianzarse y darse a conocer como un centro de referencia en la comarca y, para ello, está desarrollando una oferta cada día más completa.
En la actualidad, disponen de guardería (desde 0 años), servicio de comedor, transporte escolar con varias rutas (N-II y N-232), enseñanza infantil, primaria, secundaria y, desde este mismo curso que comienza, enseñanza posobligatoria, ya que van a comenzar a impartir cuatro grados formativos (Cuidados de enfermería, higiene bucodental, Sistemas Microinformáticos y Redes y Administración de Sistemas Informáticos en Red). "Tenemos una oferta clara y concreta que hace posible que el alumno entre en el centro siendo un bebé y salga como un adulto preparado para incorporarse a la vida laboral", explica Javier Fernández, director de la Fundación Xafer a la que pertenece este centro y también otros ubicados en Mallorca, Binéfar y Menorca.
Los estudios que ofrece el centro de Pina están concertados y son gratuitos para las etapas de Infantil, Primaria y Secundaria.
El Santa María de la Esperanza es un centro de formación que aspira a que cada alumno llegue a ser una persona adulta capaz de ejercer y de participar activamente en la vida social de su entorno. Su educación se estructura alrededor de un eje trasversal que está formado por 'visión, misión, principios, valores, actitudes y hechos' y su razón de ser se ha convertido también en el lema del centro: 'ser feliz, vivir feliz, hacer feliz'. "Disfrutamos cada momento de nuestra vida por la oportunidad que tenemos de ser felices y gozamos cada instante encontrando la manera de ser felices, decidiendo ser felices, pensando y viviendo para ser felices", añade Javier.
A pesar de que es un centro católico, Javier insiste mucho en que el colegio está abierto a toda creencia religiosa. "Aquí no tratamos de adoctrinar a nadie, queremos que cada uno despierte su espiritualidad a nivel individual. Prueba de ello es que el 20% de nuestro alumnado es musulmán y otro 40% no tiene definida una creencia religiosa concreta. Por eso, no tenemos una asignatura de religión como tal, sino una asignatura a la que llamamos 'educación en valores'; porque para nosotros es fundamental que el alumnado aprecie el valor de las cosas y también que durante su etapa escolar conozca todas las opciones religiosas que existen", explica.
Todas las acciones educativas del centro van dirigidas a un aprendizaje competencial, mediante el cual los alumnos son protagonistas de su propio proceso y desarrollan estrategias para seguir aprendiendo a lo largo de su vida. Las interacciones del aula y del currículo se amplían mediante proyectos interdisciplinares e intercursos, salidas mensuales y trabajo en aulas de Inteligencias Múltiples.
Otro de los ejes más importantes del Santa María de la Esperanza es la formación tecnológica. "Formamos "futuros", y como tal, tenemos claro que el manejo de la tecnología hoy en día es fundamental, por lo que apostamos porque nuestros alumnos destaquen en el uso y conocimiento de las TAC, empezando por el uso del "aula virtual" como herramienta diaria y sumando de dos a cuatro horas semanales de informática. También tenemos una asignatura de emprendimiento, para que, a partir de los 8 años, los alumnos aprendan y ejerciten técnicas y estrategias de emprendimiento. Llevamos 30 años convencidos de que esto es fundamental y, por eso, no es casualidad que en la Fundación Xafer haya mucha investigación y mucha innovación", afirma Javier Fernández.
El centro también apuesta por el aprendizaje de idiomas y, en concreto por una enseñanza de inglés de calidad. Por eso, el colegio es centro examinador oficial de Cambridge y tiene entre sus objetivos que los alumnos consigan el nivel B2 (título del First Certificate of English) al acabar su estancia en colegio.
Por último, otro de los ejes fundamentales del Santa María de la Esperanza es la metodología vivencial y competencial, la importancia de la parte práctica. "Queremos que nuestros alumnos sepan hacer, que sean competentes para afrontar las situaciones que en su vida diaria y futura se van a encontrar. Para ello empleamos una metodología práctica, activa, que les encamine a saber discernir, pensar, analizar posibles soluciones para los retos que deben ir afrontando en su proceso madurativo y de crecimiento personal. No nos interesan los alumnos empollones, sino los alumnos que sean capaces de asimilar conocimientos y transformarlos en hechos", expone Javier, que en su larga experiencia docente siempre ha creído que el educador debe tener una perspectiva a largo plazo: "Hay que mirar al niño como a un futuro adulto, como una persona que tiene que adquirir competencias. Porque una persona que ha adquirido los conocimientos necesarios en su etapa escolar tendrá más tablas para defenderse después en su vida adulta", concluye.