El orgullo de la pregonera

Ya disculparéis que no os lo haya contado antes (a lo mejor es que temía que encontraran a otra), pero hace ya casi dos meses que recibí la llamada de la comisión de fiestas de Sástago. Era sábado por la mañana y estaba comprando en el super. Y ahí, entre sandías a precio de oro, me dijeron que habían pensado en mí para ser la pregonera de las fiestas de agosto.
A los que no tengáis pueblo puede que no os parezca para tanto, pero, como me dijo el otro día una amiga, para los que lo tenemos no puede haber nada más allá que dar el pregón de las fiestas del tuyo. Y yo, desde la sorpresa más sincera y aun sin entender qué he hecho tan bien como para merecer ese honor, no pude decir que no, pero me sentí en la obligación de plantearles que siguieran buscando y que si encontraban a alguien con más méritos (lo cual es fácil), que no dudaran en cambiar de opinión.
No me debieron hacer mucho caso porque unas semanas más tarde me dijeron que la del balcón de este 14 de agosto iba a ser yo. O eso pensaba. Que no habían seguido buscando. Pero luego, cuando me empezaron a llegar para publicar en Zafarache los programas de todos los pueblos de la Ribera que celebran fiestas en agosto, me di cuenta de que lo que verdaderamente pasaba es que los pregoneros con caché estaban ya cogidos: la ilustradora Vera Galindo dará el pregón en Alborge, municipio del que desciende; el vicepresidente del Gobierno de Aragón, Arturo Aliaga, lo hará en Velilla y la ministra de Educación y desde hace unos días también portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE nacional, Pilar Alegría, será la flamante pregonera de su pueblo, La Zaida, localidad de la que presume allá donde va.
Os he de reconocer que, ante semejante elenco, un poquito abajo sí que me vine. Pero bueno, luego pensé que, aunque no pueda competir con ninguno de ellos ni en premios, ni en cargos, ni en influencia, hay una cosa que está clara: Ni Vera, ni Arturo, ni Pili pueden tener más ganas de subirse al balcón de las que tengo yo. Como mucho, pueden tener las mismas. Pero más no porque no se puede. Eso sí, aunque seguramente ninguno de ellos la necesita, les deseo toda la suerte del mundo en la importante labor de dar por empezadas esas fiestas que todos hemos deseado durante tanto tiempo y que, ahora, por fin, ya están aquí.
Disfrutadlas. Nos las hemos ganado.
Esther Aniento. Periodista. Coordinadora de Zafarache.